Kabhi kabhi

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Descripción:

Zero descubre la respuesta a su pregunta: "¿Hobie y Pavitr son pareja?"


—¿Hobie y Pavitr son pareja?

El cabello de Gwen, si no fuera tan lacio, posiblemente hubiera hecho un sonido al chocar con su rostro, después de girarlo tan bruscamente para ver a Zero. La hamburguesa quedó por completo abandonada a solo un bocado entre sus manos. Y esa reacción tomó a Zero por sorpresa, sin duda. ¿Había dicho algo mal? ¿O quizá algo que no se debía decir?

—¡¿Qué?! ¡No! ¿Has visto a Pavitr cerca de Hobie? Hace las caras más graciosas de molestia que he visto —dijo Gwen, frunciendo el ceño y los labios, en lo que creyó era una imitación de Pavitr—. Lo detesta.

¿Era eso cierto? Zero no estaba tan segura de que fuera el caso. Tal vez no había convivido tanto con otras personas —además de arañas en la Sociedad— como para entender cómo funcionaba todo esto, pero podía jurar que era todo lo contrario. Por supuesto, había presenciado muchas veces lo malhumorado que Pavitr podía ponerse cuando Hobie estaba cerca, usualmente tratando de distraerlo con chistes bastante graciosos —para ella, Pavitr no parecía encontrarles la gracia— o poniéndose detrás de él y comenzar a picotearlo, haciendo esas expresiones que Gwen encontraba graciosas; era solo que, cuando Pavitr no estaba regañando a Hobie por ser un estorbo, había algo más. Algo que podía comparar con la suavidad. No sabía en dónde o cómo, exactamente. ¿En sus miradas, quizá? ¿En cómo parecían estar tan sincronizados? Aunque eso podía tener otra explicación, al haber trabajado en equipo incontables veces ya.

Incluso cuando Pavitr le decía a Hobie que se «largara de una buena vez» o cuando le preguntaba si no tenía nada mejor que hacer —cuya respuesta era, casi siempre, «no»—, había algo más ahí. En el tono de voz, en la postura. Solo podía compararlo con un juego, como si estuvieran jugando entre ellos y solo entre ellos.

Además, aquella vez cuando Hobie estaba fuera del laboratorio…

—¡Oh! Pero, oye —Gwen sacó a Zero de sus pensamientos, con un tono de voz bastante animado y una sonrisa—, estoy de acuerdo contigo en que deberían serlo. Sería divertido de ver.

Le devolvió la sonrisa a Gwen. Sí, lo sería. O, bueno, lo era. Ya no estaba tan segura. ¿Quizá había imaginado mucho? Pero algo muy en el fondo le carcomía, se sentía simplemente mal el pensar en que no estaban juntos, ni siquiera como amigos, después de todo lo que pasaron antes de que ella llegara a la Tierra-001, a la Red.

Tal vez hizo un gesto raro sin darse cuenta, porque Gwen volvió a hablar.

—¿Por qué preguntas? ¿Pasó algo? —Le dio una mordida a la hamburguesa, sus ojos todavía observando a Zero. Masticó y, de pronto, sus ojos se iluminaron, volviendo a hablar tan pronto tragó: —¡Oh! ¡¿Los viste besándose?!

—¡No, no! No. —Negó usando la cabeza también.

Gwen frunció los labios al instante, esta vez de verdad, en transparente decepción y murmuró un «buuuu». Zero bajó la vista hacia la mesa, al vaso de refresco que descansaba ahí, intacto. Se mordió el interior del labio, preguntándose si sería buena idea contarle a Gwen lo que había visto. No era su actividad favorita el contar cosas sobre los demás a sus espaldas, pero, por otro lado, esto no tenía nada de malo, ¿cierto? No iba a hablar mal de Pavitr o de Hobie, solo de lo que presenció, que, en realidad, no había sido tan concreto, como lo podría ser un beso; y Gwen parecía genuina en su emoción sobre ellos dos. Después de todo ello tres eran amigos cercanos, hasta donde sabía.

Zero dio un rápido vistazo a Gwen, en tentativa, quien estaba terminando ya su comida con un rostro de satisfacción. Sonrió de nuevo, agradeciendo en silencio que no hubiera ningún tipo de presión entre ellas.

—No los vi besándose, exactamente…

Gwen parpadeó, pero no dijo nada y sus manos se congelaron en donde estaban, en espera a que continuara por sí sola. Limpiárselas al parecer podía esperar.

—Pero una vez, cuando estaba pasando por el laboratorio de Pavitr…

Vio a Hobie parado frente a la puerta cerrada. Conforme fue acercándose más, pudo distinguir un movimiento: Hobie golpeó, muy, muy levemente, su cabeza contra la pequeñísima ventanilla, haciendo sonar el metal de las púas de su máscara con el metal de la puerta. En uno de esos vaivenes, Hobie giró su cabeza al pasillo —lo más probable es que la haya sentido— y levantó una mano a forma de saludo con bastante entusiasmo. Spider-Zero aceleró el pasó con preocupación.

Heeey, Zero, ¿qué tal? Necesito tu ayuda.

Hobie no se molestó en ocultar lo que estuvo haciendo, pero dejó de darse golpes y giró su cuerpo, con las manos juntas frente a su pecho, cuando ella se detuvo a su lado.

—Hola, Hobie. —Regresó el saludo con prisas. De cerca, Hobie pareció más bien ansioso. —¿Con qué necesitas ayuda?

—¿Podrías abrir la puerta?

La petición fue chocante, de alguna manera. No recordaba qué expresión hizo, solo recordaba que Hobie se pasó una mano por la nuca, quizá con cierta frustración, antes de responder a una pregunta que Zero ni siquiera terminó de pensar.

—Pavitr bloqueó mi acceso a su laboratorio. —Zero casi abrió la boca para preguntar «por qué», pero no quiso interrumpir. —Y necesito entrar para asegurarme que no esté dormido en el escritorio otra vez.

—¿Dormido?

—Tiene malos hábitos.

Zero pudo escuchar la sonrisa de Hobie en su respuesta. Tan solo asintió y abrió la puerta, usando el escáner de huella que había a un lado. Por mucho que sintió las dudas en su mente, no supo cómo formularlas. Hobie le dio las gracias y lo vio ingresar a paso rápido.

Ella no lo pensó del todo, en realidad. Ingresó también al laboratorio, siguiendo los pasos de Hobie en silencio. Ahora que podía pensarlo, no estaba del todo segura de por qué se esforzó en hacer su presencia invisible. El laboratorio en aquel momento estuvo más silencioso de lo usual, sí, y no quiso perturbar el silencio. Esa pudo haber sido la razón, excepto que, quizá, no. Algo suyo se adelantó inconscientemente a no querer perturbar a Pavitr y Hobie mismos.

Detuvo sus pasos al llegar al área de monitoreo en desuso. No tuvo ningún sitio dónde esconderse por completo, así que solo se quedó quieta, detrás de una sombra, observando cómo Hobie se acercó a Pavitr, quien estaba sentado en la única silla disponible, dormido, usando sus brazos como almohadas sobre la innecesariamente enorme mesa. Hobie le dio unos toquecitos en el hombro con su dedo índice y no obtuvo respuesta alguna.

—Paaaaaavitr, te quedaste dormido otra vez.

Hobie se inclinó hacia delante y puso su mano en el hombro, para sacudirlo ligeramente. Lo único que logró con eso fue hacer que Pavitr se quejara en sueños, para luego mover la cabeza, ocultando más el rostro.

Zero estuvo a punto de reír. Afortunadamente no lo hizo, o de lo contrario no hubiera podido ver a Hobie erguirse, suspirando como derrotado, antes de quitarse la chamarra y usarla para cobijar a Pavitr. Y mientras Zero dio pequeños, cuidadosos, pasos hacia atrás, pensando en que Hobie saldría del laboratorio también, presenció en ese instante lo que la llevó a preguntarse si había algo más entre ellos dos: Hobie, de cuclillas a un lado de la silla, se quitó la máscara y acarició la nuca de Pavitr por debajo del cabello, con el dorso de sus dedos.

La posición en la que Zero estuvo no le dio muchos privilegios para ver con demasiada exactitud la expresión de Hobie, así que no era más que una interpretación, pero aquella caricia había sido en extremo ligera, no con un afán de perturbar el sueño de Pavitr, sino todo lo contrario.

No supo más de eso. No tuvo el valor de quedarse ahí, a seguir «espiando» a dos de sus compañeros y amigos. Salió tan rápido —y silencioso— del laboratorio como pudo, hasta llegar a Gwen. Gwen, quien la veía con la boca abierta. Zero sonrió, entre nerviosa y divertida, porque esa había sido también su reacción. No se dio cuenta de que tuvo la boca abierta en asombro hasta que la puerta del laboratorio se cerró detrás suyo.